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Resumen:
La irrupción de las condiciones de resguardo sanitario ante la pandemia COVID-19 instaló en agenda de emergencia educativa la necesidad de acudir a capacidades y estrategias ajenas a la práctica docente tradicional. Súbitamente, las clases se trasladaron al formato virtual conminándonos a la disyuntiva de adaptarnos o interrumpir los cursos. La mayoría de los docentes optó por la continuidad, asumiendo riesgos por la exigua experiencia sobre el manejo de herramientas para la transformación digital. Así, fuimos descubriendo alternativas, recursos y posibilidades para cumplir con los programas y garantizar los procesos de aprendizaje. Poco tiempo tardamos en comprender que el dispositivo presencial remoto (sincrónico), espejo del formato presencial, nos conducía al fracaso rotundo. Estudiantes desinteresados y docentes agotados dispararon estrategias en las que se impusieron la creatividad, la innovación y el entrenamiento como factores decisivos. Este proceso adaptativo se fortaleció mediante múltiples ofertas formativas a las que acudimos con gran avidez, incluso a través de la autodidacsis (tutoriales de YouTube). Las plataformas de aulas virtuales (tipo Moodle) se convirtieron en aliadas estratégicas por la variedad de recursos y actividades disponibles como foros, tareas programadas, glosarios y cuestionarios, más otros complementos interactivos de gran versatilidad. Ahora bien, la experiencia nos advierte sobre algunas cuestiones para reflexionar. En primer lugar y como eje de esta ponencia “la clase” sincrónica virtual, mimética de la presencial tuvo su fecha de vencimiento. Aplicar otras modalidades, recursos y estrategias didácticas en las que el estudiante fuera protagonista de su propio aprendizaje proveyó una estrategia acertada y oportuna, cuyo diseño y veredicto final aún están en construcción. Uno de los recursos utilizados al final del curso Taller 1 de Turismo Rural fue la convocatoria a presentación de videos digitales autoproducidos. Esta práctica compatibilizó la internalización de conocimientos con el desarrollo de competencias profesionales y desplegó la creatividad estudiantil. Los estudiantes reflexionaron y expresaron su evaluación curricular movilizando su aptitud innovadora con saberes provenientes de otros ámbitos, una manera de resolver la incertidumbre del momento sostenida en prácticas a las que están familiarizados. Planteado el punto de partida cabe interrogarnos sobre estas alternativas que alteran sustantivamente nuestra historia de práctica docente. ¿Cómo sostener estas nuevas prácticas en actividades cotidianas? ¿Estamos los docentes preparados para trasladar el protagonismo del aprendizaje a los estudiantes? ¿Hasta qué punto? ¿Cuál es el rol docente en ese caso? Estas y otras preguntas me propongo discutir en base a la experiencia de los videos autoproducidos sobre el cierre de la actividad curricular.
Autoría: Sandra Fernández
Un comentario on 55. Videos reflexivos autoproducidos como cierre de actividad curricular
Estimada Sandra, ¿Como estás? ¡Qué propuesta interesante y creativa presentaste! La reflexión metacognitiva invita a poner en juego la autogestión del conocimiento y, por ello, resulta sumamente enriquecedora para los estudiantes.
La idea nos pareció muy interesante y nos deja pensando en la posibilidad de utilizar reflexiones en distintos formatos (audio, video, representaciones gráficas) como parte del programa de evaluación de nuestra materia...y, hablando de eso, te dejamos una pista para encontrar nuestra experiencia y comentarla. Aquí va:
¿Podemos hacer de la evaluación una instancia divertida?
¡Nos estamos leyendo! ¡Saludos!
Tus amigos/as invisibles