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Resumen:
El nuevo Plan de Estudios (2018) para la Licenciatura en Ciencia y Tecnología de los Alimentos de la UBA, y su posterior inclusión en el artículo 43 de la Ley de Educación Superior, establecen la necesidad de un 70 % de actividades presenciales en el dictado de las asignaturas. Luego de una primera experiencia presencial en 2019, seguida de dos años de aislamiento obligatorio, decidimos reformular el dictado de la asignatura Biología Celular e Introducción a la Biología Molecular. En la prepandemia la asignatura se organizaba en talleres quincenales con exposición docente, intercalados con actividades prácticas. El aislamiento nos obligó a reconfigurar las prácticas tradicionales hacia la virtualidad, transitando el 2020 con encuentros asincrónicos y luego sincrónicos en el 2021, posicionando el aula virtual como eje organizativo. En el 2022 nos propusimos rescatar los aspectos positivos de estas experiencias, centrándonos en la estrategia de aula invertida. Para ello resultó indispensable la adaptación de los contenidos teórico-prácticos y la reformulación del aula virtual como andamiaje. En ella, previo a la realización presencial de cada trabajo práctico, los alumnos disponían de la bibliografía, los seminarios teóricos y la descripción de las actividades tanto virtuales como experimentales. Dado que los alumnos ingresan por primera vez a la unidad académica y que carecen de experiencia en actividades de laboratorio, se decidió trabajar en grupos pequeños, sostenidos por el apoyo y seguimiento de los docentes. Además, se incorporó la confección de un informe individual para fomentar las capacidades de análisis y aplicación del conocimiento. Luego del trabajo individual virtual y las prácticas experimentales en pequeños grupos, se propuso una discusión final de cada tema abordado con el grupo completo, bajo la coordinación del docente. Esto nos permitió trabajar de manera colaborativa alumnos y docentes a través de actividades que desarrollan habilidades complejas, formalizando conceptos, identificando errores y corrigiéndolos para aprender de ellos. La participación de los alumnos en cada una de estas instancias y la entrega de informes posibilitaron la evaluación continua de los estudiantes y de nuestra práctica docente. La encuesta mostró una valoración positiva de los alumnos sobre las actividades, la secuencia de contenidos propuesta, el grado de integración teórico/práctico y la realización de informes. Asimismo, destacaron la orientación de las actividades propuestas hacia su futura práctica profesional. Consideramos que las nuevas modalidades de participación del alumno propuestas en esta reformulación, sumado al seguimiento docente, nos permitieron potenciar el proceso de enseñanza-aprendizaje-evaluación.
Autoría: Graciela Cristina Calabrese y Lucila Gisele Pescio